domingo, 12 de agosto de 2012

EL EUROCENTRISMO Y SUS MANIFESTACIONES BAJO EL ESTIGMA RACIAL


Por esos días de universidad, cuando aun creía que  existía la educación gratuita, ignorando por completo el sustento del mismo a través del pago de nuestros impuestos y en ese afán por dilucidar  nuestro subdesarrollo aun siendo dueños de las más grandes riquezas naturales, escuché hablar del libro  LAS VENAS ABIERTAS DE LATINOAMERICA  de Eduardo Galeano y en cuanto leí su primera página empecé a aclarar muchas dudas sobre nuestro explotado continente a manos ajenas y  de allí el sufrimiento de nuestra amada y trajinada raza negra.
La frase inicial de dicho escrito que sin titubeo expresa : “la división del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder”, puede inclusive aplicarse al discurso de la superioridad e inferioridad de las “razas” situando como hecho principal la teoría del escritor Fernando Ortiz, en el libro el engaño de las razas; del cual por su título logra intuirse el contenido.
 Este autor señala que el terminó “raza” ha sido más bien un invento de la humanidad en el que se debaten intereses sociales, económicos  y el sostenimiento de lo eurocentrista como lo correcto y digno de implantar en el resto de la sociedad.
El efecto de la mala utilización de esta metáfora, que al parecer de Ortiz lo que más preocupa es que a través del supuesto de existencia de razas se logra no sólo establecer dicho concepto como único y universal, sino que además se asimila como normal  la superioridad de una “raza” sobre otra.

No es un secreto que la población afro ha sido salpicada y más que salpicada se tendría que decir  que ha sido sujeta a esta metáfora en supeditación  de la misma, a través de su deshumanización en épocas de esclavitud, suponiéndola carente de alma ni sentimientos, lo que con el tiempo permitió  imprimir una gran carga de legitimidad al concepto de “raza negra” en términos tradicionales  como inferior a la “raza blanca”.
 A simple vista se logra identificar que  lo afro y su papel social ha sido universalizado a manos de hombres blancos, quienes con pretextos racistas pretenden hacer un hecho normal la existencia de  una real supremacía sobre las demás “razas” que han sido inventadas por ellos mismos bajo ideologías euro centristas;  todo con el fin de negar lo que a los “otros” pertenece, su espacio social, el desarrollo de su historia en voz propia y por supuesto el reconocimiento de sus personas en igualdad al resto de la humanidad.
 Dicho esto no es de sorprender el hecho de que en nuestro país se sigan patrocinando prácticas racistas, que desde  la infancia se instauran en las mentes de los más chicos y que sólo un tiempo más tarde, los mismos a quienes les crean la idea de superioridad terminan por afianzar la creencia de los supuestamente inferiores que en realidad son personas que deben someterse a una transculturación (en palabras de Ortiz) injusta, que va desde el desarraigó de su cultura, hasta llegar incluso a la negación misma de su ser y todo lo que a él concierne.
Las prácticas racistas son la creación del racista, del que desafía la existencia de una humanidad sin raza, de quienes pretenden, en ocasiones muy  disimuladamente  y en otras no tanto, mantener el control del poder a su antojo, trastocando, marginando y  estigmatizando parte de esa sociedad en la que ellos  viven y donde los “otros” bajo el estigma de la racialización  apenas sobreviven.

                                             “Lo más negro del negro no está en la                                                      negrura de su piel, sino en la de su
 condición social” Fernando Ortiz



NIDIA PAOLA VALENCIA VALENCIA
COMUNICADORA SOCIAL.