La comunicación, ese
ejercicio de poner en común sentimientos, miradas, historias, narrativas y
cosmovisiones, es hoy en día un derecho ciudadano que poco ejercemos los
afrocolombianos. Si no podemos
contar nuestras propias historias estamos ejerciendo una ciudadanía incompleta,
mutilada, ya que lo que se muestra y se habla de nosotros es a partir de la mirada de otros. De lo que el
otro quiere decir sobre nosotros, de lo que al otro le conviene mostrar y
ocultar sobre nuestra cultura y sobre nuestra idiosincracia.
Si tuvieramos la oportunidad
de visitar la sala de redacción de un períodico, una emisora o un noticiero de
televisión en Cali, Bogotá o Medellín, veríamos que quienes escriben la noticia
no son afrodescendientes y mucho menos indígenas. En cada medio con suerte
encontraríamos uno o dos periodistas
afro y en la mayoría de los casos los reporteros indígenas brillarían por su ausencia.
De entrada el discurso que se
emite por los medios de comunicación en Colombia está sesgado, pues por ellos
se muestra sólo lo que la clase dominante quiere mostrar. De esta manera la
objetividad se ve viciada no solamente por la sensura que imponen los
anunciantes, por los intereses de los dueños de los medios, el gobierno y los
violentos, sino también por la discriminación racial que se cultiva y se
multiplica a todo el país desde dichos medios informativos.
Cómo discriminan los medios? De la manera más sencilla: Por omisión.
Teun van Dijk, uno de los padres del enfoque
investigativo denominado Análisis Crítico del Discurso, afirma que “La
discriminación comienza desde la contratación de los periodistas…y
se sostiene en los medios porque los periodistas no entienden qué es el
racismo”
Si no se contratan periodistas afro, la voz de esta
comunidad no se escuchará y los pocos que son contratados tienen que seguir las
políticas editoriales de sus patrones, políticas racistas que van en detrimento
de los intereses de su comunidad.
Cuando afirmamos que los medios de comunicación
discriminan por omisión, no hablamos solamente de la maquiavélica estrategia de
no contratar periodistas afro, sino también de la invisibilización de las
comunidades negras, el ninguneo de sus protagonistas y su participación casi
nula en la pantalla chica.
Ejemplos sobre invisibilización concretos hay
varios: Esta el trillado caso del programa A Corazón Abierto de RCN, basado en
una serie norteamericana en la que los protagonistas son brillantes médicos
negros, quienes además tienen bajo su mando a un grupo prometedor de médicos
blancos. En la versión colombiana no aparecen tales médicos afro so pretexto de
que el contexto colombiano es diferente. Si, claro que es diferente, aquí las
clases altas no soportarían promover en sus medios un dramatizado en el que se
muestre a unos negros más inteligentes y apuestos que los blancos y mucho menos
tratándose de profesionales en un campo de tanto prestigio en Colombia como lo
es aún el de la medicina. O el caso de la novela El Joe, en la que pintaban al
protagonista (afro) como un machista y cuya historia fue contada con tinta
blanca (ni los libretistas, ni los guionistas ni la historia original fue
contada por afrodescendientes).
Y no se nos puede pasar por alto la rampante muestra de discriminación racial por parte del la Revista Gente del diario el país, en el que se supone que se destacan actividades de la gente “bien” de la sociedad caleña, en dicha publicación (http://www.elpais.com.co/elpais/gente), por casualidad se ve a un afrodescendiente posando en sus páginas una vez al año, pues al parecer para dicha revista los afrocolombianos de la capital negra de Colombia no merecemos adornar sus páginas. Dicho fenómeno se repite en los folletos sociales de los grandes medios escritos del país.
Estos son sólo algunos ejemplos que sirven para acallar las voces de la objetividad de la que se ufanan los medios en nuestro país, que a su vez nos sirven para tener claro el reto que tenemos en frente: Alzar nuestras voces, regar nuestra tinta y armados de cámaras fotográficas y de video para contar nuestras propias historias en un contexto mediático que hace lo posible por acallarnos, por ningunearnos y por invisibilizarnos.
Sobre lo que se dice, se oye
y se ve acerca de los afro en los medios colombianos y latinomaricanos hay una
bibliografía relativamente nueva, rica en el analisis del discurso y llena de
ejemplos del lugar que ocupan las comunidades afro en las agendas informativas
de dichos medios. Entre los estudios recomendados al respecto destacamos los
del ya mencionado Teun van Dijk, la investigación financiada
por el PNUD titulada “Los medios de comunicación y la población
afrocolombiana”, algunos textos de Alfonso Gumucio Dagron, los
escritos más recientes de Jesús Martín Barbero y la investigación realizada por
la Universidad de Cartagena llamada “Imaginarios sobre lo étnico-racial negro en la agenda noticiosa”
liderada por la Dra. Lewis Alexandra León Baños.